La crisis del coronavirus ha afectado a la mayor parte de los sectores de nuestra sociedad. Las restricciones de movilidad y los cierres de fronteras han provocado efectos negativos en el turismo de nuestro país y, en consecuencia, también en otros sectores estrechamente relacionados, como el hotelero con las reservas en hoteles, o el inmobiliario, con la compra y el alquiler de la vivienda vacacional.
No obstante, pese al fuerte retroceso que sufrieron los pisos turísticos en el año 2020, en España siguen habiendo más casas dedicadas al alquiler vacacional que viviendas públicas destinadas al arrendamiento social y asequible de larga duración.
Así lo aseguran los últimos datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE).
Caída del 8% en la vivienda vacacional
Tal y como muestran los datos del informe, el año pasado en el país se perdieron cerca de 27.000 pisos turísticos, pasando de los 321.000 registrados en agosto de 2020 a los 294.000 inscritos en febrero del actual ejercicio.
Estas cifras suponen una caída del 8,3% en la vivienda vacacional, siendo Girona y Málaga las provincias donde más anuncios y ofertas “desaparecieron”.
Para realizar el estudio, el INE rastreó los principales portales del sector, eliminó las duplicidades y calculó el número total de anuncios y su capacidad total, así como las plazas disponibles en cada uno, ya fueran viviendas con licencia o sin ella.
De esta forma, se destaca que los cinco municipios con más porcentaje de viviendas turísticas sobre el total de viviendas son:
- Búger (Baleares)
- Sales de Llierca (Girona)
- Adahuesca (Aragón)
- La Oliva (Las Palmas)
- Pollença (Baleares)
El alquiler asequible continúa siendo inferior
El número de viviendas vacacionales sigue siendo superior al de la titularidad pública destinada al alquiler que, según las últimas cifras al cierre del 2020, se sitúa en los 290.000 inmuebles.
Estos datos provienen del Boletín Especial de Vivienda Social, publicado por el Observatorio de Vivienda y Suelo, dependiente del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana.
En ese documento se detalla que casi 180.000 viviendas pertenecen a las comunidades y ciudades autónomas, así como a empresas públicas de vivienda.
Otras 50.000 son de los ayuntamientos de ciudades que superan los 20.000 habitantes, y las 60.000 restantes son casas de propiedad de localidades pequeñas.
Vivienda vacacional frente al alquiler convencional
De hecho, cabe destacar que muchos de los alquileres turísticos de nuestro país se convirtieron en alquileres convencionales debido a las medidas sanitarias establecidas por la pandemia.
Con este cambio en el tipo de alquiler, se establecieron plazos mínimos de obligado cumplimiento para los propietarios: de 5 años de contrato de alquiler si se trataba de una persona física y de 7 años si era una persona jurídica.
Asimismo, otros decidieron poner sus pisos turísticos en alquiler temporal, con plazos de más de un mes y menos de un año.
“Este tipo de alquileres volverán a ser alquileres turísticos en cuanto la movilidad se reanude y venzan los contratos temporales”, asegura Iñaki Unsain, principal personal shopper inmobiliario de Barcelona.
Los extranjeros, la clave del mercado de vivienda
Con el avance de la vacunación masiva el número de contagios va descendiendo y, poco a poco, se vuelve a la normalidad.
Por ello, en el sector inmobiliario mantienen perspectivas esperanzadoras en materia de vivienda turística y segundas residencias para este verano.
Según detalla uno de los últimos estudios del Instituto de Valoraciones:
“son muchas las personas y familias que podrían mostrarse interesadas por adquirir una vivienda vacacional en el campo o la playa tras la situación de confinamiento y las medidas restrictivas que han estado vigentes este último año”.
Instituto de valoraciones
De hecho, la demanda extranjera se sitúa como una catapulta para el mercado inmobiliario en las zonas costeras.
Tan solo en el primer trimestre del año, los compradores foráneos realizaron el 9,7% de las transacciones que hubo en el país, lo que la tasadora califica como una señal de que el inversor extranjero sigue interesado en el mercado inmobiliario español.