El mercado residencial español continúa demostrando su fortaleza a pesar de la irrupción de la pandemia. De hecho, según las últimas estadísticas de noviembre elaboradas por Tinsa, el precio de la vivienda medio en la vivienda nueva y usada se ha incrementado un 1,2% en tasa mensual y un 9,5% interanual.
Esta tendencia al alza se ha dado en prácticamente todo el conjunto del país, tanto en términos interanuales como acumulados desde marzo de 2020, y por encima de las cifras registradas en 2019. Concretamente, ha sido en las grandes ciudades de la zona mediterránea donde más se ha impulsado el precio de los inmuebles.
“La evolución del sector inmobiliario se enmarca en un entorno de recuperación económica en el que la demanda se reactiva más rápido que la oferta y tensiona los precios al alza”.
Cristina Arias, Directora del Servicio de Estudios de Tinsa
Mayor repunte del precio de la vivienda en la costa mediterránea
La costa mediterránea y las capitales o grandes ciudades han sido los territorios donde más se han revalorizado los precios de las viviendas a lo largo de este último año.
El primer grupo, conformado por la costa mediterránea, ha registrado un mayor ascenso, con un repunte del 13,4% interanual y del 2,1% mensual. Mientras que en las capitales o grandes ciudades, el incremento ha sido del 10,9% interanual y del 1,7% mensual.
Por su lado, el valor medio de la vivienda correspondiente a las áreas metropolitanas se ha encarecido por encima de la media nacional, con un alza interanual del 9,9% y del 0,8% en tasa mensual.
Por debajo de la media se han situado las islas, con una subida del 8,4% desde noviembre del año pasado y de un 1% en comparación al pasado mes de octubre.
Variaciones del precio de la vivienda en el resto de España
En cuanto al resto de municipios, situados en el interior del país o en la costa atlántica, la tendencia alcista ha sido del 6,2% interanual.
En este contexto, Cristina Arias ha destacado la aparición de las nuevas necesidades descubiertas por los usuarios durante el periodo de confinamiento y el correspondiente interés del inversor.
“La demanda refleja una actividad por encima de la oferta en un entorno de tipos bajos, que unido a la incertidumbre sobre la inflación y la menor rentabilidad de otros productos financieros (depósitos y deuda pública) hacen del producto inmobiliario una inversión alternativa atractiva”.
Asimismo, Arias también ha descartado que esta situación esté generando un sobreconsumo de crédito y producto residencial:
“La relación entre hipotecas y compraventas se mantiene en una proporción equilibrada que evidencia la capacidad de ahorro y los recursos propios de la demanda actual, en un marco en el que los criterios de concesión de las entidades financieras no han variado”.
Incremento del 25,2% desde 2015
En las estadísticas elaboradas por Tinsa también se ha comparado los datos actuales con el valor mínimo registrado en 2015, tras la crisis financiera, y los máximos de 2007.
Por un lado, el valor medio de la vivienda nueva y usada se ha disparado un 25,2% desde febrero de 2015.
Desde entonces, los precios del residencial en capitales y grandes ciudades han sido los que más se han incrementado (+36,5), seguidos de las islas (+35,6%) y de la costa mediterránea (+31,1%).
Mientras que en las zonas metropolitanas el valor ha subido un 22% y en el resto de localizaciones agrupadas en municipios un 11%.
Con respecto a los máximos de 2007, los precios han descendido un 28,2%.
La caída más acentuada se ha dado en la costa mediterránea con un 35,8%, seguido de las áreas metropolitanas (34,7%), el resto de municipios (31,6%) y las capitales y grandes ciudades (27%).
Finalmente, el impacto ha sido menor en las islas, donde el valor medio del precio de la vivienda se ha reducido tan solo un 11,2%.